No te lo volveré a repetir

Tengo dos hijos. En realidad, esta frase, es una mierda. Debería decir: he concebido dos hijos.

Vale, ya sé lo que estás pensando. Espera.

Creo que he ayudado a concebir dos hijos, aunque no tengo una prueba de ADN que lo acredite.

¿Contento?

Como sigamos así, hoy no acabamos el correo.

Pues mis hijos son muy distintos entre sí.

Ayer la pequeña se vino conmigo a hacer los deberes. Yo hacía la comida, ella los deberes de inglés.

Es algo que sucede casi todos los días y que me juego lo que sea a que tú has hecho con los tuyos, si los tienes.

O lo harás.

Igual piensas que no, que les vas a dar autonomía y Montessori y cosas.

Lo harás.

Tenía que traducir unas frases. Empezaba con la primera.

Preguntaba cada frase. Cada palabra.

-Entonces, esto es así, ¿no? Y esto otro, ¿cómo se dice?

-Lo tienes en el cuaderno, búscalo.

-No, en el cuaderno no está.

-Búscaló que sí está. Que la profesora te pone ejercicios de cosas que ya habéis visto en clase.

-¡Que no está, que lo he buscado!

Sigh (esta es la onomatopeya para un suspiro, puedes buscarlo si quieres).

Miradita en el cuaderno, comprobación y retomo la conversación.

-Está. Búscalo.

-¡Que no está!

Por supuesto, estaba.

Pues así 30 minutos, hasta que ya mi cerebro colapsó.

Como siempre, acabé diciéndole que yo no podía hacer los deberes por ella, que pensara las cosas un poco, que leyera bien, que ya valía, que no podía estar preguntándome cada palabra de cada frase.

Cogió el cuaderno y se fue a hacer los ejercicios a su cuarto, claro.

La lección de hoy podría ser esta: muchas veces en la vida nos autolimitamos y no vemos la respuesta a nuestros problemas delante de nuestras narices.

Podría.

Pero no.

Hoy te hablo de otra cosa, de esa perseverancia infinita que tienen los niños y que van perdiendo por el camino.

¿Qué te crees que hizo mi hiza mientras yo seguía aliñando la ensalada y poniendo la mesa?

Abordar a su hermano.

En la vida está bien saber cosas. Pero mantener esa capacidad de pedir ayuda a los que saben… Eso no tiene precio.

No la pierdas nunca y no dejes nunca de pedir ayuda a los que pueden dártela.

Jorge

Son tres cosas. Saber quién te puede ayudar. Pedir ayuda. Seguir insistiendo.
La primera, se hace más difícil conforme avanzas en tu carrera profesional, porque algunas personas se vuelven un poquito hijas de puta al recorrer la senda de la ascensión corporativa. Otras no tendrán ni idea. Unas pocas, te ayudarán. Otras no querrán ayudarte.
Es a esas. Localízalas y pídeles ayuda.
Insiste, persiste, persevera, sé pesadísimo.
¿Ya has comparido alguno de mis mensajes? Pues no sé a qué esperas. Yo voy a seguir pidiéndote cada día y te veo ahí, leyendo sin dejarte ni uno. Lo del asunto, era mentira. Te lo voy a repetir en cada línea. Ya sabes. Comparte, joder.
Hola amigo al que le han enviado este mensaje, aquí abajo tienes una caja para apuntarte. Es solo para los nuevos.