Liderazgo del bueno
Cada día te comparto los aprendizajes de mis 20 años de experiencia liderando equipos para que tú seas mejor líder, te suscribes aquí:
Una vez que te apuntes recibirás un correo de confirmación, léelo bien.
Para que no te pierdas cuando empiecen a llegarte correos cada día, te aclaro algunos de mis temas recurrentes:
¿Qué es un Head of Movidas?
Un Head of Movidas es un director de toda la vida, pero con un nombre rocambolesco, ya sabes, los típicos Head of Growth que riegan las plantas de la oficina, el Head of Happiness que va por los pasillos gritando ¿¿Cómo echtán uchtedeeeeeech??, al que reconoces por su gran nariz roja, esa gente.
Nadie sabe muy bien a qué se dedican así que, de forma genérica, me referiré a ellos como Head of Movidas.
Espera, que hay más personajes.
La pirámide trófica corporativa
En la naturaleza, la pirámide trófica determina quién se come a quién. En los edificios altos con cristaleras la cosa es parecida:
Los Head of Movidas no están arriba del todo de la pirámide trófica corporativa. Arriba tampoco están los CEOs, si creías que esto es así, bienvenido al mundo real, donde en la naturaleza los carroñeros son los que están arriba del todo y a los que no se come nadie, salvo otros carroñeros. En nuestro caso, los carroñeros son los inversores. No porque sean unos buitres, sino porque a esos no se los come nadie.
Los CEOs los represento con ligres, mitad león, mitad tigre. ¿Por qué ligres y no leones? Porque los ligres me dan más risa, la verdad.
Aunque en esta nius tengo algún ligre y varios lobos y coyotes (Head of Movidas), es probable que tú seas conejillo trotón, cervatillo o lince de la dehesa. Yo te llamaré lince la mayoría de las veces, que es un animal que mola muchísimo y una vez vi uno en libertad y saltó tanto que no lo olvidaré en la vida.
A los solopreneurs, freelancers o autónomos los llamaremos ornitorrincos. Si crees que los ornitorrincos no molan, no conoces a Perry, el Ornitorrinco.
El hábitat de todas mis criaturas son los edificios altos acristalados.
Los anti lead magnets
Antes de nada, ¿sabes qué es un lead magnet? ¿No?
Pues aparte de un concepto fardón, un imán de potenciales clientes, es una mierda como un piano.
Vale, no siempre.
Pero casi siempre.
Es ese documento de plantillas para escribir asuntos irresistibles.
O ese informe random sobre ventas que te dice que el 90% de las compañías quiere ofertas personalizadas.
O un audio que no vas a oír porque ya tienes saturado el correo de audios gratis que no quieres oír, pero los guardas porque tú lo que tienes es un Síndrome de Diógenes digital del copón y tienes hasta grabaciones de la Semana Santa de 2015 que no sabes qué hacer con ellas, te da pena borrarlas pero sabes que no vas a volver a ver en tu vida la procesión del Jueves Santo esa tan bonita que van con velas y gente descalza, donde una señora random cantó una saeta.
A lo que voy, si quieres captar clientes, un lead magnet no es una buena idea.
No, aunque tu empresa tenga un presupuesto de 100.000 pavos anuales para innovation, business development o market intelligence. Mejor juegas al casino con esa pasta.
El 99% de los lead magnet que he visto, son caca.
Lo sabes, porque te ha pasado lo mismo.
Te has descargado algo con mucha ilusión y luego, no valía ni para tomar por el orto.
Por eso he creado un anti lead-magnet.
Un documento que no se regala por suscribirte a esta página.
No, es un documento se ofrece ANTES, que tiene valor por sí mismo, que lo amas y que te genera unas ganas locas de apuntarte. O no.
Así que, aquí tienes. Luego, si quieres entrar, tú decides:
Por si lees esto desde el móvil, es un diccionario muy cachondo donde se explica qué es el engagement y pongo a parir a los de marketing, entre otros colectivos.
¡No se vayan todavía, aún hay más!
Si me has conocido en LinkedIn, te paso mis consejos para triunfar en esa red:
Para el del móvil, es un diálogo socrático entre el Lobo de Wall Street y un becario.
Si alguna vez has tenido tanto valor antes de suscribirte a una newsletter, dime cuál, porfa.
Para apuntarme.
Si te ha flipado, ya sabes:
Las condiciones de confidencialidad de la newsletter y esas cosas legales que nunca lees y deberías
Te voy a decir unas cuantas cosas, la primera es que la legislación prevalece sobre lo que podamos pactar tú y yo, pero déjame que te recuerde cómo voy a tratar tu dirección de correo:
1. No la voy a compartir con nadie. Tengo gente que se conoce entre sí en la nius y ni idea de si saben que los otros están dentro, yo no se lo pienso decir.
2. De hecho, ya no miro quién está y quién no.
3. Eres libre de irte cuando quieras y toda tu presencia quedará borrada para siempre. Hay un enlace al final de cada correo para que puedas salir.
4. Si decido ponerme a vender cosas en el futuro, te avisaré por si quieres irte.
5. Si cambio de plataforma es cosa mía. Esto es una relación entre tú y yo. Eso sí, no me iré a un sitio que pueda hacerse de tus datos y freirte a correos. Por supuesto Substack tiene sus políticas, si no estás de acuerdo con ellas, no entres.
Importante, antes de apuntarte, lee esto
Cada día vas a recibir un correo de mi parte. Cada día es cada puto día:
- El uno de enero.
- El primero de mayo.
- Un día random de junio.
Si esto es mucho para ti, no te apuntes.
No obstante cuando me dejes tu correo recibirás una respuesta recordándote la frecuencia de envíos, léelo bien y, de nuevo, si es demasiado, no pasa nada, ha sido un placer y ya nos veremos.
Otra cosa, en cada correo, pero en cada maldito correo, tienes un enlace para darte de baja cuando quieras.
No me escribas diciendo que te dé de baja de forma manual, no lo haré.
Creo que eres un adulto plenamente funcional, si no es tu caso, ponte a ver un capítulo de Bluey y deja de molestar.
El sesgo de coste hundido
¿Qué, necesitas más muestras de lo que hay dentro? Lee, lee:
Si has visto Hereditary, brrrr, qué miedo, ¡coño!
Esta parte de mi página de bienvenida no tiene mucho que ver con la peli, aunque también da miedo.
Cuando curraba en consultoría, usaba una frase recurrente con mis clientes: “tenéis un legacy complicado”, que era una forma más o menos cordial de decir, “pero vaya mochila llena de estiércol estáis acarreando”.
El legacy es la herencia y en informática se suele denominar así a los sistemas legados o heredados.
Pero yo me refería a algo más.
La cosa va así: la empresa X crece y entonces necesita algo más potente que un Excel para llevar la contabilidad. Instala un ERP pero los sistemas comerciales no suelen ajustarse al 100% a las necesidades específicas de cada compañía, así que, conforme crece, contrata a la empresa Y para que personalice ese software.
Mientras tanto, otras áreas miran con envidia el ERP, les entra complejo, quieren tener un juguete caro como tienen los de finanzas y empieza la fiesta: que si los de ventas necesitan un CRM, luego ponemos facturadores porque vendemos servicios y hay que lanzar cobros automáticos, hace falta una herramienta para que los de operaciones gestionen su día a día y, anda, ¿cómo vamos a dejar a los de informática sin una herramienta propia? Hasta los de rrhh acabarán pidiendo algún juguete para pagar nóminas o medir el clima laboral.
Barra libre de herramientas.
Pero han pasado 5 años, el ERP ya no tiene soporte del fabricante y hay que cambiarlo, lo que supone trasladar las bases de datos y todas esas personalizaciones a medida. El proveedor Y es malísimo, pero a ver quién es el guapo que lo cambia porque nada está documentado y si se toca algo y se rompe, se va todo al traste.
A todo esto, los procesos se ejecutan con los pasos que marca la herramienta, lo que los hace más largos y pesados, la competencia hace lo mismo en la mitad de tiempo.
¿Ves dónde está lo del legacy complicado?
Igual te han dicho que son los sistemas, pero es mucho más.
Es un ecosistema de proveedores internos y externos, procesos mal diseñados y peor ejecutados.
Poca documentación.
Una organización endogámica nada proclive a los cambios.
Así, gestionar es difícil.
Porque romper ese legado, requiere decisiones valientes; a la larga, puede ser más rentable romperlo todo y empezar de cero, que es lo que hace la competencia, que copia el modelo de negocio, pero no la grasa que se ha ido acumulando durante años.
Así que, como hay miedo a la pérdida, ya sabes, el sesgo del coste hundido: con la cantidad de panoja que hemos metido, mejor no cambiar y seguir adelante, no vaya a ser que se vaya todo al traste y a ver quien se hace responsable.
Legacy complicado.
Si llegas a CEO o a Master del Universo, acuérdate de esto.
Entonces…
Si has llegado hasta aquí, ya sabes.
En serio, has invertido una cantidad ingente de tiempo. Coste hundido. O, como diría el oso del chiste, tú aquí no has venido a cazar…
¿Te vienes?