La forma de comunicarte mejor con los CEOs (y con tu prima Puri)

Hace tiempo Eros, El Erizo. 🦔 y yo, cruzamos los rayos, como los Cazafantasmas. Yo escribí en su newsletter, él en la mía. En el post que publiqué allí, hablaba de este tema espinoso: cómo comunicarte mejor con un CEO. (Bueno el chiste, ¿eh?).

A ver, te puedes comunicar mejor con un CEO o con tu prima Puri. El caso es que sepas que hay formas y formas de comunicar.

Unas son buenas en un contexto o ante una audiencia, otras, no.

Si ya lo leíste en la newsletter de Eros, hoy te doy fiesta.

Los seres vivos, desde una ameba a un pingüino, pasando por tu cuñado Paco, ejecutan tres funciones vitales básicas: nutrición, reproducción y relación.

El ser humano, el homo sapiens al cuadrado, ha desarrollado sofisticadísimas innovaciones que le han llevado a una encrucijada biológica, esto es, para reproducirse o nutrirse, tiene que ejercitar más que ningún otro organismo del planeta una subfunción: la comunicación.

Ya imaginas, si no sabes comunicarte, no ligarás, no te emparejarás y no tendrás hijos. Lo de los hijos, igual no te apetece, no es obligatorio, pero los preliminares, igual esos, no te los quieres perder.

Y, con la nutrición igual. Si alguna vez has pedido una cero-cero y te han traído una cocacola y no una cerveza, sabes de lo que te hablo.

Así que, saber comunicar bien, es importante.

Pero si lo que quieres es comunicar con un alto ejecutivo, no solo basta con comunicar bien. Quizá tengas que usar las técnicas de comunicación de las grandes consultoras estratégicas.

Y, ¿cómo lo hacen?

Ya llego a eso. Allá por los años 80, Barbara Minto, consultora de McKinsey, desarrolló un método para mejorar tu comunicación, al menos tu comunicación con el C-Level, ya sabes, CEOs, CIOs, CTOs y otros seres CCantes.

Su idea era simple: los seres humanos utilizan de manera natural el método deductivo para comunicarse. Esto significa que empiezan por el principio, siguen con el desarrollo y terminan por el desenlace.

Cuando se trata de comunicar el resultado de un análisis basado en datos, esta forma de comunicar, no es eficaz, porque seguir un razonamiento, es complejo y el receptor se pierde o se aburre, sobre todo si anda justo de tiempo (como un CEO).

Lo que Barbara propone es hacer justo lo contrario: empezar por la tesis, la llamada a la acción, lo que el directivo tiene que entender bien, y usar las conclusiones principales del análisis como puntales que sostienen el argumento. En resumen, usar el método inductivo.

Un ejemplo, imagina que tienes que defender ante un CEO una inversión de millones de euros en tu tecnología. Puedes empezar diciendo que en los próximos años las empresas tienen que ser más eficientes, porque la inflación crece, disminuye la mano de obra cualificada, crece la competencia (y más cosas que el CEO ya conoce).

O puedes decir esto:

La empresa X debe invertir YYYYY millones en esta tecnología porque,

  1. La inversión será rentable en 16 meses.
  2. Se aumentará la capacidad de producción en un Z%.
  3. Las devoluciones se reducirán un W%, mejorando la satisfacción del cliente.

Cada punto sostiene la tesis (que es la llamada a la acción) y se puede además dividir en otros puntos si el CEO pregunta. Y, sobre todo, suenan a música para sus oídos.

Al comunicar con un CEO, asegúrate de que:

  • Identificas claramente la llamada a la acción.
  • Haces que sea la parte más importante de tu comunicación.
  • Empleas el resto de los argumentos para sostener esa idea principal.

Mañana, más.

Jorge

Este año voy a hacer más cosas de estas. ¿Aportar valor? No, darme paseos por otras newsletters.

El valor está dentro cada día.

Se me olvida que no me quieres

Hoy, arranco con el título de una canción que tengo metida en una zona indeterminada de mi córtex prefrontal.

Se me olvida que no me quieres.

Sobre todo cuando es viernes.

Ah, sí, la he escuchado – pensarás. Es de Carolina Durante y Amaia.

No, amigo.

Es de un tipo muy perturbador y entrañable a la vez que se hace llamar Marcelo Criminal.

No te lo voy a recomendar, porque sé que soy un friki al que le gusta gente como Daniel Johnston, y Marcelo es del mismo palo. Hace música con una guitarra que suena mal y un Casiotone.

Mañana te hablo de la música de Marcelo, descuida.

Hoy, me quedo con sus versos.

No respondas mis llamadas.

No merezco tu atención.

Esto dice el tipo. Si lo ves, lo entiendes.

Porque el muchacho sale en los videos con un aspecto nada apetecible.

Así que habla del desamor con conocimiento de causa.

Yo he sido un postadolescente con más desamores que otra cosa, me hacían poco casito.

Aquí viene la conexión cósmica perso-profesional.

En mis primeros años de carrera en el mundo corporativo creía que mis jefes se darían cuenta del tipo brillante que soy y me acabarían ascendiendo.

Ascender rápido, vivir deprisa, ¿está bien?

En la vida, puedes ir rápido o lento. E ir rápido no es necesariamente mejor, he visto a gente estrellándose con tres churumbeles y un matrimonio desastroso que ha estado a punto de salir en las noticias.

O personas con carreras meteóricas que acabaron como el Challenger en el 84.

Lo importante es marcar tú el camino. Que no te lo marquen.

Nadie te va a ascender sólo porque seas bueno y brillante, hay algo más. Tienes que quererlo y que se note.

Si tu meta no es ascender, no pasa nada.

Pero si lo es y te lo mereces, tendrás que cambiar la mentalidad.

Y punto.

Otro consejo. Este, de regalo.

Desvincúlate emocionalmente de tu empresa. Tú, estás unido a unas personas con las que trabajas, no a una marca.

La empresa, nunca te va a querer. Nunca.

Que no se te olvide que no te quiere.

Jorge

Marcelo es friki al cubo. Mi canción favorita, te la digo mañana. Si antes quieres avisar a alguien, te dejo un botón precioso aquí mismo.