Si has reconocido esta frase nada más leerla, bien por ti, eres de los frikis.
Si no caes, te doy una pista. La frase viene precedida de esta: “un momento, Doc”.
¿Ya lo tienes?
Venga, va, es la frase que Marty McFly dice al final de Regreso al Futuro, precisamente cuando Doc le dice que tienen que volver al futuro (igual el título viene de ahí).
Hace unos meses, publiqué esto en LinkedIn. Lo reproduzco porque no lo leerías. O no lo recuerdas. Para ti:
Al ascender en el organigrama corporativo, ¿nos volvemos idiotas o ya lo traíamos de serie? 🙄
Todos hemos conocido a gente que, conforme ascendía en su carrera profesional, ha ido volviéndose un poco… como dice Marty McFly.
❌Gente que deja de hablar con «los de abajo».
❌Personas que te conocen de años y te dan feedback como el que reprende a un niño pequeño.
❌Ex-compañeros al ascender te piden sobreesfuerzos inasumibles.
❌Colegas que se vuelven defensores a ultranza de mensajes corporativos que sabes que no compartían hace dos días.
Ves por dónde voy.
No digo que esto sea generalizado, pero sí que todos nos hemos topado con gente así… incluso nos hemos comportado así. Yo, levanto la mano: a veces he sido un poco gilip*lls. Y lo lamento mucho.
Ese post recibió una respuesta de una persona estudiosa del tema que me aclaró que cuando ascendemos, segregamos más testosterona. Seas hombre o mujer, segregas testosterona, que baja los niveles de oxitocina, ya sabes, la droga del amor.
Bueno, la hormona, seamos exactos.
Yo, dudaba.
Dudaba, no de que haya directivos y managers que son analfabetos emocionales. Hay cretinos integrales al frente de las decisiones estratégicas de las compañías. O al cargo de equipos. Esun hecho.
Sé que hay gilipollas en cargos relevantes porque he visto a gente liquidar conversaciones serias y delicadas en 15 minutos, sin explicaciones sinceras y adornando el discurso con palabras que son un homenaje a todos los lugares comunes corporativos.
Ya sabes.
Contamos contigo.
Todos tenemos puntos de mejora.
Te quiero como amigo.
En fin.
Que me distraigo.
Te decía que dudaba, porque creo que el incremento de la testosterona no lo explica todo. Hay algo más.
Pues hay un libro que se llama Assholes: a theory. Lo escribió Aaron James y terminó rodándose un documental sobre el libro hace un par de años.
Extraigo un ejemplo del documental que ilustra mi teoría.
Mi teoría (que no te la he contado todavía) es que, gilipollas, hay en todas partes. Pero hay organizaciones que permiten y alientan que asciendan los idiotas. Los que van avasallando.
Ojo.
Que permiten y fomentan estos comportamientos antisociales.
Ya sabes, cosas como atribuirse el mérito. Realizar exigencias absurdas, solo para demostrar quién manda. Ver la paja en el ojo ajeno.
Resulta que la película habla de una firma que se llama Baird. Y no tolera gilipollas entre sus empleados.
Igual no te lo crees.
Puedes visitar esta web. El texto que verás si haces click, dice lo siguiente:
“An asshole is anyone who puts themselves before the client or the firm.” And he [the chairman] believed their presence at Baird would undermine the clients-first, collaborative culture that has helped enable great outcomes for those clients, Baird’s associates and the communities they share since 1919.
Vamos, que en Baird no toleran gilipollas, esto es, personas egoístas que anteponen sus intereses a los de los clientes o la compañía, que estos sujetos minan la cultura corporativa. Que esta idea la tenía el presidente de la corporación.
Pero oye, ¿tú que opinas?
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