El asunto de hoy está sacado de una canción de un grupo un poco macarra.
Ya sabes que, durante la pandemia, Miguel Bosé fue objeto de bromas, burlas, escarnio y mofa.
Me quedo sin adjetivos.
Así que meterse con Miguel se convirtió en un meme post-post-moderno, un cliché, algo que te salía casi natural.
La pirueta mental que hago hoy es grande, no lo niego, pero el caso es que creo que en la vida hay cosas muy sencillas.
Cosas sencillas y buenas, no como reírte de Miguel, que no está bien del todo.
Reírse de él, tampoco.
¿Ves? Si es que es muy fácil.
Ya sé que tú, no lo hiciste.
Te decía, hay cosas que deberían ser naturales.
El amor.
Eh, en serio, es más fácil mirar a los otros con ternura y cariño que con desdén.
O debería serlo.
Amar, debería ser más fácil.
El sentido común es otra de esas cosas que deberían salirte natural.
Pero siglos de civilización han añadido capas y capas de complejidad a tu vida y a la mía.
Y, lo que debería ser sencillo, deja de serlo.
Aterrizo, aterrizo. Ayer hablaba con una persona. Alguien que gestiona proyectos complejos.
Le pregunté cómo manejaba él una situación difícil con su equipo y su responsable.
De estas en las que el equipo está hasta arriba.
Y tu jefe (ese gilip…), te exige.
Tú (o este tipo del que te hablo), en medio.
Cada uno tirando de ti.
Eres como el muñeco ese un pelín inquietante, Mr. Músculo. De Giochi Preziosi.
Da repeluco, el muñeco.
Tiran de él de un lado y del otro.
Al lío.
La respuesta de este tipo fue tan nítida, que me la creo
Hablar con todos.
Lo primero que hago es hablar con todos.
Pues claro.
Ni hacer PowerPoints, ni Excels, ni un plan de acción.
Hablar. Escuchar.Aplicar el sentido común.
Y, sobre todo…
Venga…
Va…
Eso es…
AMAR.
Ama y ensancha el alma.
Lo demás, vendrá solo.
Jorge
Vale, el asunto no tiene nada que ver con el mensaje. Era un gancho. Denúnciame.
Te lo creas o no, esta newsletter la escribo porque te quiero. Hala, ya te puedes ir de puente más feliz.
Si te gusta la música macarra y reírte, Lendakaris Muertos es tu banda. Ojo, macarra en los acordes y más macarra en las letras. Luego, no me vengas llorando.