Cuando termines de leer este mail, vas a invitar a varios amigos a suscribirse a esta lista.

Y, cuando lo hagas, vas a acordarte de mí y vas a pensar «¡qué cabrón!».

Atiende. 

Llevamos un tiempo juntos. Y te lo estás pasando en grande. Te lo veo en la cara.

Te digo una cosa: este es el mejor momento para estar en esta newsletter. No va a haber mejor ocasión. 

Así que, si estás pensando si esto es para esa persona… mejor ahora que luego.

Verás.

Quiero que esto llegue al máximo número de personas. Que se comparta. Los motivos, a ti te dan igual. Como si mi objetivo final sea comprar un pulpo gigante, una isla misteriosa con forma de calavera con un volcán en el centro, y una base secreta para montar un imperio del crímen.

Repito: mis motivos, te dan igual.

Es el mejor momento, porque esta newsletter, tiene ya un recorrido. Ya voy conociéndote. Sabiendo dónde puedo apretar. Dónde te duele. Dónde te ríes. Cómo motivarte, cabrearte, inspirarte. 

Pero cuando invites a alguien a suscribirse, no lo harás por este motivo. 

No. 

Lo harás. Pero lo vas a hacer por lo que te voy acontar ahora mismo: efecto Depardieu.

Vuelta al pasado, años 90, se estrena Cyrano, la de Gerard Depardieu, no la del enano de Juego de Tronos.

El efecto Cyrano ya está pillado. Así que este, es otro: el efecto Depardieu.

Ponte en situación. Depardieu-Cyrano se bate en duelo despues de que le insulten por culpa de su nariz, no te vayas a creer que era por su pelo. Cyrano, gasta pelazo.

Ya te has acordado de un par de amigos con pelazo a los que les gustaría este correo, ¿a qué sí? O quizá de un narizotas.

El caso es Cyrano le dice a su oponente lo que va a pasar: va a batirse en duelo mientras improvisa un verso. Le dice con pelos y señales a lo que se va a enfrentar. Y termina su discurso con un épico «y al finalizar, os hiero». 

Empieza el combate. Finta por aquí, verso por allá. Al final de cada estrofa, Depardieu-Cyrano, remata:

Y, al finalizar, os hiero.

El oponente se enfada, aprieta, se asusta. Pero Cyrano, sigue sin cambiar su técnica, amaga, finta, recita. 

Y, al finalizar, os hiero.

El duelo sigue. El oponente, cada vez más encabronado.

Cyrano acaba desarmando a su oponente, que observa lleno de terror. Se planta frente a él. Le da un golpecito en la nariz. Humillante nivel Dios. 

Y, al finalizar, os hiero.

No me digas que no es emocionante. Seguro que te has puesto cachondo y todo. Que estás pensando en ver la peli. O en enviar este correo a un par de personas.

Ojo aquí. Esta es la parte importante. 

La forma de conseguir que otros hagan lo que quieres, pasa por la repetición. Y este sencillo secreto, te puede cambiar la vida. 

No, hay algo más. Una cosa pequeña, que igual te ha pasado inadvertida. Lo que hace Depardieu-Cyrano no es sólo insistir. Hay algo que lo cambia todo.

Empieza diciendo lo que va a pasar. Lidera desde el inicio. 

Así que, en tu próxima negociación salarial, o cuando necesites ampliar el alcance de tu proyecto o cuando quieras ir a ver una peli al cine, empieza diciendo qué quieres conseguir. Lo primero y sin excusas.

E insiste.

Insiste.

Sigue insistiendo.

Y, ahora, puedes releer este correo desde el principio, a ver cómo ha empezado. Y la de veces que te he dicho que lo compartas. O puedes compartirlo directamente con algunos amigos a los que sabes que esta newsletter, les va a encantar. Tú decides. 

Es aquí.

Jorge

Es arriba. No te despistes, céntrate.
Sé lo que estás pensando. Qué cabrón. Ya te lo dije. 

Amigo de una amiga, te ha gustado, ¿eh? Mañana, más.