Una de las tareas más complejas que ha desarrollado la humanidad a lo largo de sus siglos de historia, es la gestión de riesgos.

Es compleja, porque supone anticipar qué puede ir mal. Y tú sabes que lo que acaba yendo mal, es lo que ni sabías que existía.

Una historia de terror: antes del 11-S, los servicios de inteligencia de EEUU temían que algún país extranjero o grupo criminal pudiera cometer un atentado en el país.

Las hipótesis incluían ataques con bombas sucias, agentes biológicos, misiles, satélites orbitales, toxinas químicas…

Lo que nadie esperaba era que cuatro mataos con el apoyo de un multimillonario fueran capaces de aprender los rudimentos del pilotaje, secuestraran cuatro aeronaves comerciales las lanzaran contra edificios emblemáticos del país.

Esto se denomina en el argot con el término cisne negro.

El origen de la expresión es curiosa: hasta que los europeos no llegaron a Australia, se pensaba que sólo existían cisnes blancos.

Hoy en día diríamos ¡zasca! Bueno, hoy en día igual no, a lo mejor hace cuatro o cinco años, hoy diríamos ¡buuum!

Me parece más bonita la historia del cisne negro.

Sigamos con la gestión de riesgos.

Tras cagarla estrepitosamente en la prevención del terrorismo, las agencias de EEUU invirtieron en gestión de riesgos.

Lo que significa que pusieron a tíos y tías muy listos a pensar. Pensar maneras de hacer el mal.

Por ejemplo, tú en un vehículo conectado a internet ves seguridad, aviso a los servicios de emergencia en caso de accidente, optimización de la ruta a seguir…

Pues esta gente, ve un hackeo, la posibilidad de acelerar un vehículo de manera remota cerca de una sede gubernamental.

Tú ves que al darle al botón, se enciende la luz.

Ellos ven un sistema capaz de colapsar por un hackeo de Corea del Norte.

Tú ves unos cordones de zapatos.

Ellos, un arma letal capaz de matar por asfixia.

No sé a ti.

A mí, me agobiaría vivir así.

Una cosa sobre los riesgos y los cisnes negros.

No se pueden evitar.

Díselo a los denisovanos o los neandhertales, que desaparecieron vaya usted a saber por qué.

A Felipe II y su Armada Invencible.

A la Covid.

A los empleados de Twitter que han sido despedidos ayer.

Entonces, ¿qué hacemos?

Amigo líder, querida lideresa:

Diversificar el riesgo. Limitar el daño. Estar preparado apra lo imposible.

Y eso, ¿cómo se hace?

Dos elementos: 1) sentido común. 2) repetición.

Exponte. Repite.

Buen finde.

Jorge
Chungo el curro de algunos, eh? Oye Mike, ¿te vienes de barbacoa este finde? Joder Jonas, ¿de barbacoa? ¿No puede ser una sesión tranquila en un bunker bajo tierra?
Oye, ¿alguna vez te ha hecho ¡buuum! una situación en plena cara? Apuesto a que sí. ¿A que adivino cómo la resolviste?

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