Esto es repe. Te lo puedes saltar. O leerlo de nuevo e intentar averiguar qué demonios tiene este mensaje para haber sido el que más interés despertó. Creo que no llegué a contarte la historia de la que hablo en la postdata… estoy mayor.

Si quieres mejorar tu storytelling, aprovecha durante las vacaciones y te ves todas las pelis de Tarantino. 

Puedes empezar por Reservoir Dogs, que es la primera. 

Hay una escena en la que te cuentan qué es lo importante de una historia. 

¿Qué será, será la estructura, será el énfasis?

Ya te lo dije en otro correo, son los detalles. 

Por si no sabes de qué va la peli, es la historia de un policía que se infiltra en una banda de atracadores. 

Qué hace el condado de Los Ángeles gastando el dinero de los contribuyentes para montar un operativo que incluye a un infiltrado en una banda de poca monta, es lo de menos. 

Hay varias escenas chulas. Diálogos muy divertidos. 

Mi favorita es la escena en la que el policía se prepara para infiltrarse. 

Ensaya. 

Ensaya, ensaya y vuelve a ensayar. 

La historia de cómo se metió en el baño de un aeropuerto cargado de hierba y unos policías con perro entran en el baño. 

Su compañero, le da las claves: tienes que saber si hacía calor, qué camisa llevabas, qué hora era, si ese día te había sentado mal la comida y por eso estabas en el baño. 

Tienes que conocer los malditos detalles. 

A la gente le gustan los detalles. 

Esto lo he aplicado mil veces en los clientes: les cuentas el resultado de tu trabajo y, con suerte, tienes media hora. 

Tiempo insuficiente para contar los detalles, tú preparas algo para lo que te va a dar tiempo a contar, ¿no?

Sí y no. 

No sé cuál es tu sector ni a lo que te dedicas, pero esfuérzate en conocer los detalles, sobre todo si estás enseñando tu trabajo y especialmente el de tu equipo. 

Ni se te ocurra infiltrarte en una banda de criminales sin haber montado antes una buena historia. 

Jorge Hernández

¿Ya está? Ya está. Te iba a contar una historia personal al respecto, que me pasó con una cliente un poco gilip*llas. Ah, que tú crees que los clientes son seres de luz tocados por la divinidad y sus palabras deberían estar grabadas en piedra. Ya, ya. 
Otro día te contaré esa historia, en la que me recorrí 800 Km sin tener un trabajo terminado a sabiendas, porque a veces los clientes son tan cretinos que no se reúnen contigo a no ser que les digas, oye, te voy a enseñar el trabajo por el que has pagado, que ya lo tengo casi listo. 
Mientras llega ese día, puedes compartir este correo con alguien especial y mandarle mis saludos.