Aviso, hoy muchas palabras malsonantes para hablar de este tema. Hoy, lección fina fina sobre estrategia.

De la que te va a permitir hablar con un CEO o con un tío de McKinsey y mirarle a los ojos de tú a tú.

Tengo un amigo. Vale, pensarás, yo tengo muchos y no te lo voy contando por ahí ni alardeando de ello.

Tengo un amigo que es muy, pero que muy inteligente. Creo que ya te lo he contado pero, por si acaso. Un tipo que, para comprar su vivienda, montó un caso de negocio.

Con hipótesis, análisis de sensibilidad y movidas muy locas.

Que, bien mirado, los locos somos el resto de la humanidad, que no hacemos eso.

Pues bien, mi amigo es fan de los DAFOs. O SWOTS. O FODAs, como he leído hoy por ahí.

A eso voy, a lo que he leído por ahí.

Por lo visto, hay mucho cantamañanas que habla de estrategia sin saber. A ver, que quede claro de una vez, estrategia es lo que hacemos cuando no tenemos nada que hacer.

El resto, es táctica.

La gente dice cosas como te hablo de una estrategia para montar un canal online. ¿Me vas a hablar de aplicaciones de e-mail marketing, de KPIs de conversión y movidas así?

Táctica.

Te ayudo con tu estrategia de comunicación. ¿Vamos a definir la frecuencia, el tono y los canales?

Táctica.

En fin, ya ves por dónde voy.

Pero nos mola lo de la estrategia.

Todo el mundo te intenta vender una estrategia.

Y, no hay estrategia que valga sin un DAFO, te dicen.

Mi amigo el inteligente, también te lo diría, solo que el sabría aplicarlo de verdad.

DAFO es un acrónimo muy chorra, significa Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades.

Es una herramienta muy chula en las manos adecuadas.

Es como la minugun de la que te hablaba hace unas semanas. Es un arma que en tus manos o en las mías, no vale de nada.

Pero, dásela a un marine de dos metros y flipa.

Bueno, mejor no, el mundo no necesita más tiros.

Retomo el tema: como es fácil de entender, todo el mundo usa el DAFO.

Así, por las bravas.

Vamos a empezar por un DAFO, te dicen los tipos de antes.

Pues no.

El DAFO, no es un punto de partida, es una herramienta que facilita presentar el resultado de un análisis interno (en qué soy fuerte, dónde tengo que mejorar) y el externo (qué amenazas chungas hay ahí fuera, qué cosas bonicas me pueden pasar por el camino).

A mí me gusta especialmente porque mezclado con la manoseada visión (adónde quieres ir), tiende un puente entre el ahora y el futuro.

El DAFO tampoco es un punto de llegada, su objetivo es ayudar a alguien a tomar una decisión complicada.

Si solo tienes que decidir si te comes el plátano o el arroz con leche en el postre, no hagas un DAFO.

Empecemos por un DAFO

Si alguna vez alguien te dice eso… sospecha.

Sospecha, porque, repito, el DAFO solo es una forma simple de representar algo muy complejo.

Es una solución sencilla para pintar el resultado de un análisis previo.

Sin análisis, un DAFO no es más que una servilleta en la que han escrito frases de cuñao.

Espera, no estoy metiendo palabrotas. Te había prometido palabrotas.

Allá van. Omite esta parte si estás sensible.

La próxima vez que te venga un gilipollas a decir que lo primero que hay que hacer es un DAFO y empiece a escribir en un powerpoint, así, de buenas a primeras, le mandas de mi parte a tomar por el asterisco.

A vender humo, a otra parte, caballero.

Jorge

El final ha quedado muy homófobo. Voy a arreglarlo. Le mandas a que le den por ahí, pero le deseas fervientemente que le guste mucho, pero mucho. Y le dices que ojalá no le vuelvan a dar en su vida.
Si quieres aprender a hacer un DAFO como está mandado, te apuntas abajo y me preguntas cómo se hace.