Tranquilo, querido líder, amada lideresa, esto todavía es gratis. De momento.

No, hoy te hablo de otra cosa.

De un tabú.

Y del buenismo bien.

Yo creo que la gente, es buena, en serio. Creo que la bondad intrínseca del ser humano. Si no, ya hubiéramos desaparecido en un mar de sangre hace unas cuantas décadas.

Pero aquí estamos.

El caso es que, una cosa es ser bueno, otra buenista.

No es lo mismo.

Yo creo que el ser humano es bueno, aunque egoísta. A veces, mezquino. La gente hace cosas horribles, aunque en general sean buenos. Tienen secretos. Piensan en matarte. Se sacan los mocos. Mil cosas.

Ya sabes, la realidad es compleja. Somos buenos, pero capaces de hacer cosas atroces y encontramos formas de conciliar eso con nuestra autopercepción de buena gente.

Pero los buenistas, simplifican.

Creen en cosas como que la gente trabaja para cumplir su propósito vital.

Que esto, está guay.

Tener un propósito, digo.

Y aplicarlo en el trabajo.

Si lo que haces te mola, a tope con eso. De verdad. Yo sé lo que se siente y te digo, a tope con eso.

Pero, no confundamos.

Trabajamos por otra razón.

Hace unos años, en una galaxia muy, muy lejana, una persona que trabajaba en el área de Personas se dirigió a mí y me contó cosas sobre el propósito.

Que todos nos movemos por él. Que, en realidad, trabajamos por él.

El caso es que me contó una anécdota.

Que sentaron en una sala a mucha gente.

Que preguntaron.

Sobre el propósito.

Y uno…

Dijo que trabajaba por dinero. Que su propósito era cobrar mucho dinero. Cuanto más, mejor.

Oh.

Ah.

Pero, eso no puede ser, ese no es tu propósito.

Así que, rascando, rascando… llegaron a la conclusión de que…

…no se movía por dinero.

Sino por lo que podía comprar con dinero.

Una mejor vida para su familia, mejores colegios, vacaciones más largas en resorts más lujosos, una casa más grande.

(…)

(…)

¿Las oyes?

(…)

(…)

No, claro que no las oyes. Están en mi mente.

Son las palabras que debería haberle dicho a esa persona en ese momento.

No las voy a reproducir, porque en su momento, no las pronuncié. Así que te las vas a tener que imaginar.

No son bonitas.

Pero me las callé.

Porque soy bueno.

aunque me sacan de quicio la gente que cree haber descubierto la pólvora y trata de hacerte comulgar con ruedas de molino.

A ver… ¿somos gilipollas o qué pasa? Pues claro que nos movemos por dinero, joder.

Todo el mundo se mueve por dinero.

Ah, oh, no por dinero, claro.

Por las cosas que puede comprar el dinero.

Para ti o para tu familia. Para regalárselo a los refugiados o fundirtelo en una orgía de drogas y autodestrucción.

Para poder hacer realidad tu propósito.

Pasta, panoja, pavos, parné.

Venga, dime que sin dinero para comprar cosas, ibas a ir tú a trabajar mañana.

Ya.

Hay un dicho español, de esos que se están perdiendo.

Dice así:

Dame pan, y dime tonto.

Pues eso es lo que le puedes decir a la próxima persona que te trate de convencer de que el salario emocional y el propósito y… mierdas.

Jorge

El buenismo no debe confundirse con el gilipollismo, aunque son dos formas a veces miméticas que se retroalimentan y complementan.
El buenista, en el fondo es idealista aunque ingenuo, pero puede salir de su estado buenista a base de golpes contra la realidad.
El gilipollista, se va a quedar igual, no te molestes.
Si eres gilipollista, el botónde abajo no te va a servir para nada.