Arrancar diciendo que guardes esto para siempre, puede sonar a anzuelo para que abras este mensaje.
No lo es.
Aviso, este mensaje tiene varias partes y niveles, voy a ir deshojándolo poco a poco.
Capítulo 1. La gente hace cosas muy raras
Este finde he visto Swallow.
Swallow significa “tragar” en inglés y es una peli que habla de un trastorno peculiar. Básicamente la protagonista tiene Pica, lo que la empuja a tragar objetos no alimentarios.
Una canica, un clavo, tierra, un destornillador, imperdibles…
Este trastorno existe y está documentado, como lo está también el BIID.
Este, da todavía más miedito.
Es una movida.
Si tienes BIID, estás jodido, porque querrás amputarte una extremidad para ser feliz. Es gente que nota las extremidades como algo ajeno, externo al cuerpo.
Te iba a dar ejemplos, pero es tan perturbador, que prefiero no espantarte. En su lugar re contaré que, si conoces a alguien con esto, deberías presentarle a alguien con acrotomofilia.
Esto es, gente que se motiva sexualmente viendo a personas a las que les falta un pedazo de cuerpo.
No es lo más raro que te puedes echar a la cara, están los que tienen abasiofilia (y les molan las personas cojas, pese a que tú y yo ya sabemos que los cojos, sordos y contrahechos odian a la humanidad), los pigmalionistas (se ponen brutos con maniquíes o estatuas), los que tienen coulrofilia (gente a tope con los payasos) y podría seguir un rato, pero lo vas pillando.
La gente, hace cosas raras.
Puede que tu responsable, tu cliente o tu equipo, no.
O a lo mejor sí.
Yo no lo sé.
Igual tienen quinunolagnia. Esto es gente a la que le pone estar en peligro. No sé, se me ocurren casos. Gente que realiza inversiones gigantescas en tecnologías que parecen una mierda, vistas desde fuera. O que tiene comportamientos antisociales que sabes que van a terminar en un despido, trabajes en Twitter o en un Ministerio.
Están los que tienen vincilagnia. Les encanta que les aten. No sé, igual te recuerdes a ti mismo currando un jueves a la una de la mañana y te entran ganas de tocarte. Para hacérselo mirar, ¿no?
El sadismo, lo conoces.
Has leído esta última frase y has recordado a un jefe cabrón.
Venga, sabes que es verdad.
Sí, era ese.
Como te decía, la gente, hace cosas raras.
Les mola que les ocurran cosas en sus puestos de trabajo. Porque no quieren tomar las riendas de sus vidas, o prefieren que otros decidan.
Por no liderar.
Luego están los de la siligomanía. Los que atesoran objetos de valor y no los sueltan ni a tiros. Esos son los que no compartirán este post.
Capítulo 2. La gente cuenta siempre las mismas cosas
Hace meses asistí a una reunión de ventas con un vendedor muy top. Se estaba hablando de una inversión de entre varias decenas de miles de euros anuales y un cuarto de millón.
Me encantaría ver otra vez esa reunión, porque ahora soy más sabio y más intransigente, pero básicamente el cliente nos pedía que demostráramos la capacidad de una solución. Haciendo un piloto gratis.
Por hacerte un símil, es como si tú vas a un concesionario de Ferrari y les pides a Giovanni, un italiano guapo, bronceado y con una sonrisa preciosa, que te demuestre la capacidad del vehículo.
A ver.
Idiota.
Esas cosas, no se piden.
Pero el vendedor top, hizo una cosa que me gustó. Dijo, ok, te lo doy gratis pero, si sale bien, ¿firmamos?
Cri, cri, cri.
El tipo, no era decisor.
Era un cantamañanas.
El caso es que no era eso lo que te quería contar. Sino otra cosa. Ese vendedor top, empezó contando una historia, una historia que he visto muchas veces repetida por ahí. Involucra aviones de la segunda guerra mundial y análisis de datos (en forma de impactos de proyectiles en el fuselaje).
Esa historia, introducida para crear cercanía, proximidad, enganchar al cliente, la has visto mil veces.
No te la cuento, que esto me está quedando algo largo, si te interesa mucho, pídemela, pero la has leído por ahí, fijo.
El caso, lo que te quería contar es esto: somos un coñazo.
Repetimos las mismas historietas hasta la saciedad.
Copiamos como ratas.
Capítulo 3. El regalo
Tienes una necesidad, la que sea, pero no te apañas con eso del story telling. El capítulo 1 de este correo, es tu historia. Es una historia cruda, pero diferente. No sé qué vendes. Qué hábito de tu equipo quieres cambiar. Qué proceso interno quieres transformar.
Coges la primera parte de este correo. Cambias el final, la llamada a la acción.
Y ya lo tienes.
Si lo haces, me cuentas cómo te ha ido.
Jorge
Hoy me ha quedado un post finísimo. El de mañana, será mejor.