¿Qué hace un ser humano en una crisis? Se acostumbra.

Los psicólogos están intentando desentrañar el comportamiento humano desde hace relativamente poco.

Los escritores te conocen mejor. Quizá porque su gremio, empezó antes.

¿Eres buena gente? Seguro que sí. ¿Bajo cualquier circunstancia? Igual la vida no te ha puesto a prueba lo suficientemente fuerte.

En los años 40 y 50 del siglo pasado, se llevaban las novelas de detectives. Dashiell Hammett, detective privado en la agencia Pinkertone, se pasó con éxito a la novela.

Escribió obras memorables, cuentos cortos, algún guion de cine. El Halcón Maltés, por ejemplo.

Nada que ver con el amigo Corto del que hablamos el otro día, por si te lo estabas preguntando.

Hammett, cuenta en uno de sus cuentos, una historia secundaria. Una historia dentro de otra historia.

La historia de una mujer que contrata a un detective para que encuentre a su marido, que lleva años desaparecido.

La mujer quiere rehacer su vida, para lo que necesita que declaren oficialmente muerto al sujeto o que le conceda el divorcio, caso de seguir en este mundo.

El detective indaga. Indaga, pero poco. No le cuesta dar con el tipo.

Un día desapareció, dejó su suburbio, vagabundeó unos meses, se acabó estableciendo en otro suburbio de otra ciudad, conoció a otra chica, tuvo otros hijos.

Intrigado, el detective, habla con el hombre.

Esta es su historia (creo que es cierta y que Hammet la usó para contar un cuento dentro de otro cuento, pero esto son cosas mías).

Un día, el hombre se dirigía hacia su trabajo, en la gran ciudad, y una viga de un edificio en construcción, cayó a su lado.

Asustado, aliviado, eufórico, con el corazón en un puño, el tipo decidió que la vida era corta y podía morir en cualquier momento.

Salió huyendo, bebió, fumó, ligó… se volvió un canalla.

Meses después, conoció a otra chica y… se estableció.

El detective, un tipo sabio, dedujo que el ser humano, se adapta.

Primero, a que caigan vigas.

Luego, a que dejen de caer.

Esto, te ha pasado a ti hace nada. Un día, ibas tan normal. Al siguiente, ponte la mascarilla. Hoy, si ves a alguien con mascarilla, le miras raro.

Pues en tu equipo, igual.

Ojo.

Haz una cosa.

Échate un poco para atrás.

Mira desde lejos.

No vaya a ser que les estés lanzando vigas sin querer.

Jorge

Esto ya lo he contado, en LinkedIn, creo. Pero como la lista está últimamente creciendo, he pensado que los que no la conocían, deberían.