No hace falta que me respondas, claro que sí. Ya lo haces. Dejas que un algoritmo te sugiera series o canciones, desde hace años. A otro le dejas que te lleve a casa cada día.

Les permites que seleccionen el correo importante para ti. Que decidan qué es urgente y qué no.

Que te sugieran el menú de mañana. Que te digan cuándo tienes que beber agua.

Que autocompleten cada puñetera palabra de tus mensajes.

Y la IA, actúa. Escribe cariño cuando tú querías decir coñazo.

Te obliga a levantarte del sofá a beber, aunque no tengas ganas y esto te va a suponer levantarte a las 4 de la mañana porque tu próstata, ya no es lo que era. O eso crees. Igual estás esperando a que una IA te sugiera ir al proctólogo.

Te oculta mensajes. Quizás este, que te encanta leer mientras tomas el café de la mañana, cenas o visitas el baño. Miénteme a mí si quieres, tu IA sabe que ya no lees los botes de champú mientras obras, sino el móvil.

La IA te mete en un atasco, desesperándote, cuando preferirías dar un rodeo con tal de no ir oliéndole el maletero al coche de delante.

Llega el giro, atención.

A principios del siglo diecinueve, apareció el ludismo. No, no fue un movimiento que promulgaba el juego como terapia ni nada parecido, sino la quema de los telares mecanizados.

Los luditas afirmaban que los telares artesanales, creaban empleo. Los mecánicos, lo destruían.

Obviamente, los luditas, se comieron la mierda.

Obviamente, no estoy en contra de usar la tecnología como apoyo.

No somos luditas.

Pero.

Pero, pero, peeeeeeero.

Me preocupas.

Te lo digo en serio.

Verás, yo estoy muy a favor de que la tecnología te ayude a centrarte en lo importante. De verdad, que te quites lastre. Que puedas concentrarte en lo esencial.

Pero lo esencial, te lo dije hace dos días. Lo esencial, es que tomes decisiones. Resulta que en Dinamarca…

… en Dinamarca tenía que ser…

… donde algo huele a podrido…

… pues hay un partido político que quiere que una IA tome las decisiones. No ya por ti o por mí, sino por todos los daneses.

Mira, se empieza dejando que una máquina te elija las canciones y se acaba permitiendo que decida el valor de los tipos de interés y, por extensión, el número de parados que puede albergar el país.

¿Está bien que las máquinas nos asistan? Está de puta madre.

¿Debemos abandonar la responsabilidad de tomar las decisiones? Ni de broma.

Si dejas que las máquinas lo hagan todo, ¿para qué vives? ¿Quieres ser una ameba?

Así que, hoy tienes deberes. Hoy no dejes a ninguna máquina que decida nada por ti. Nada, es nada.

Ahora puedes dejar comentarios. Si te apuntas, cuéntamelo ¿No vas a aprovechar la oportunidad?

Jorge.

Si no sabes de dónde viene lo de Dinamarca, no lo googlees. Es de Shakespeare, de Hamlet. Ya sabes, la obra en la que el prota recita a un cráneo y habla con el fantasma de su padre. No me digas que no está todo bien traído e hilado.
Si es que te cuido como nadie.

Una última cosa, ¿ya te has suscrito? No me digas que ves una barra para apuntarte y entras… Si tuviera la voz metálica, seguro que ya le hubieras dado. Si es que…