Pero, si acabo de llegar, pensará más de uno.
No, no me voy para siempre. Me tomo unas vacaciones. Será durante la semana que viene.
¿Habrá correo?
Mmmmm…
No lo sé.
Si puedo organizarme, sí. Si no me da la vida, ya veremos.
En cualquier caso, lo que recibas será necesariamente más corto.
Fuera historias intensas de drogas, sexo, rock&roll y tíos sacándose las tripas para restablecer su honor.
Va a haber repescas.
De correos buenos. Muy buenos.
De esos correos del pasado que regresan en forma de refrito. Como La 1 en agosto. La semana del Grand Prix. Cudillero contra Murchante.
De momento, una lección.
Una muy básica y muy potente. Algo que ya te conté.
Recuerda que no puedes decir no tengo tiempo, no me da la vida, no llego. Mola mucho más decir no me da la gana.
-Te has vuelto un blando.
-Como quieras. No me da la puta gana.
-Así, sí.
Recuerda. El día tiene 24 h. Bueno, hay algún descuadre, segundo arriba, segundo abajo, que trae a los físicos de cabeza. Sí, los relojes atómicos dan 24h de una manera y la Tierra se empeña en retrasar su giro un pelín.
¡Céntrate!
24 h. Para ti. Para mí. Para Elon. Para tu vecina. Para tu jefe.
No dejes que el reloj decida por ti. Toma las riendas, decide lo que vas a hacer con 24 h y a tope con eso.
Ahora vuelve sobre el arranque del correo. Lee la quinta línea. Mira lo que he escrito.
Ten cuidado, tu cerebro está poniéndote zancadillas todo el rato. A ti, a mí, a Elon, a tu vecina y a tu jefe.
Un besito.
Mañana, más.
Jorge
Que no te dejo dejo. Que lo que te dejo, son unos correos preparados en la bandeja de entrada. Un menú muy especial para este puente. Con algunos grandes éxitos del pasado. De hecho, aprovecha y preséntame a tus amigos. Seguro que también quieren conocerme, pero todavía no lo saben.
Hazles un favor. Alégrales el día.